martes, 16 de abril de 2013

Diario de Adán y Eva (fragmentos)

Caricias, por Gonzalo Villar © 2012

Lunes.- Esta criatura nueva de pelo largo es bastante entrometida. Siempre está dando vueltas a mi alrededor, siguiéndome a todas partes. No me gusta esto; no estoy acostumbrado a la compañía. Ojalá se quedase con los demás animales... Está nublado hoy, hay viento del este; creo nos tocará lluvia... ¿Nos? ¿De dónde he sacado esa palabra? Ahora me acuerdo: la criatura nueva la usa.

Martes.- Estuve investigando la gran caída de agua. Es lo más lindo del lugar, creo. La nueva criatura la llama Cataratas del Niágara: el porqué no estoy seguro de saberlo. Dice que parecen la Cataratas del Niágara. Esa no es una razón, es mero capricho e imbecilidad. No tengo manera de ponerle yo el nombre a nada. La nueva criatura le pone nombre a todo lo que ese le aparece, antes de darme tiempo siquiera a protestar. Y siempre con el mismo pretexto: parece tal cosa. Por ejemplo, el dodo. Dice que no bien uno lo mira, se da cuenta de inmediato de que “parece un dodo”. No hay dudar de que tendrá que quedarse con ese nombre. Me fastidia tener que enojarme protestas cosas y, de todos modos, no tiene sentido. ¡Dodo! Se parece a un dodo tanto como yo.

Miércoles.- Me construí un refugio para la lluvia, pero no pude disfrutarlo en paz. La nueva criatura se entrometió. Cuando intenté echarla, dejó caer agua por los agujeros con los que mira, y se los limpió frotándose con el dorso de sus garras, y produjo un ruido como el que hacen algunos de los demás animales cuando están lastimados. Ojalá no hablase; está siempre hablando. Esto suena como una burla fácil a la pobre criatura, una difamación; pero no es esa mi intención. Nunca he escuchado antes la voz humana, y cualquier sonido nuevo y extraño que moleste la quietud grave de estas soledades de ensueño ofende mi oído y suena como una nota falsa. Y este sonido nuevo está tan cerca de mí: encima de mi hombro, justo en mi oreja, primero de un lado y después del otro, y yo estoy acostumbrado a sonidos más o menos lejanos.

Viernes.- La actividad de poner nombres a todas las cosas avanza de manera temeraria, a pesar de lo que yo haga. Tenía un nombre muy bueno para el lugar, era musical y elegante: JARDÍN DEL EDÉN. En privado sigo llamándolo así, pero no más en público. La nueva criatura dice que es todo bosques y rocas y paisajes, y que por lo tanto no se parece en nada a un jardín. Dice que parece un parque, y no se parece en nada sino a un parque. En consecuencia, sin consultarme, le ha puesto un nuevo nombre: PARQUE DE LAS CATARATAS DEL NIÁGARA. Esto es el colmo de la arbitrariedad, creo yo. Y ya hay un letrero:
NO PISAR EL CÉSPED
Mi vida ya no es tan grata como solía ser.

Sábado.- La nueva criatura come demasiada fruta. Lo más probable es que se nos acabe. “Nos” otra vez: esa es la palabra que eso suele usar; también yo, ahora, al escucharla tanto. Mucha niebla esta mañana. Nunca salgo cuando hay niebla. La nueva criatura sí lo hace. Sale bajo cualquier clima, y entra chapoteando con los pies embarrados. Y habla. Este solía ser un lugar tan agradable y tan calmo...

Domingo.- Pasable. Este día va a ser cada vez más y más difícil. Fue seleccionado y puesto aparte en noviembre pasado como día de descanso. Antes tenía seis por semana. Esta mañana encontré la nueva criatura tratando de arrancar manzanas del árbol prohibido.

3 comentarios:

  1. Para compensar, la tendenciosa mirada de Adán, en una próxima ocasión, habrá que colgar unas cuantas anotaciones del diario de Eva. Con todo, la mirada última seguirá siendo masculina, pues todo se debe a Mark Twain, claro.

    Mientras, para quien quiera deleitarse con la obrita completa (se lee en media sentada), aquí va el enlace al archivo pdf:

    http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2011/dia_ada-eva.pdf

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  2. Leyendo esto, me he acordado de que hace unas semanas estuve viendo la obra de teatro de "El diario de Adán y Eva" dirigida por Miguel Ángel Solà. La interpretaban Fernando Guillén Cuervo y Ana Milán. Me encantó. La volvería a ver una y mil veces...
    Ahora me acabo de leer la obra en pdf que has puesto y me ha encantado, también. ¡Gracias, Juanjo!

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  3. ¡Hola, Ainhoa! ¡Qúe grata sorpresa, volverte a encontrar por aquí! Me alegra comprobar que tu entusiasmo escénico se mantiene intacto. Tus gracias son la esencia de mi norte.
    Un abrazo, preciosa.

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